
En el año 2000, algunas grandes marcas de vino francesas se asociaron para fundar una tonelería de dimensiones humanas, cercana a las exigencias de los viticultores y capaz de garantizar un seguimiento técnico serio. Desde entonces, la Tonelería Bel Air se ha especializado en la cata de maderas para seleccionar las mejores duelas, a las cuales se aplica una trazabilidad rigurosa desde la compra de los robles. El equipo consigue así extraer tipicidades y texturas de barricas que se adaptan lo mejor posible a las diferentes variedades de uva. Este método, que no deja lugar a los cálculos aproximados, ofrece una gran homogeneidad en la fabricación.
Situada a 15 km del centro de Burdeos, la Tonelería Bel Air dispone de un parque de tres hectáreas, dedicado casi en su totalidad al envejecimiento de las duelas.